Cierto día, el Pentágono decide jubilar a tres generales que estuvieron en combate durante mucho tiempo y claro que ya estaban bien entrados en años. Convocados por el tribunal competente, se les propuso, como contrapartida, una pensión de 100.000 dólares por cada metro que midiesen entre las dos partes de su cuerpo que ellos mismos propusieran.
El primer general decide que el tribunal le tome las medidas desde la planta del pie hasta lo alto de la cabeza. Efectuada la medida por el asistente, se le adjudica una pensión de 183.000.00 dólares.
El segundo general opta por estirar los brazos hacia los lados, los coloca paralelos al suelo en forma de cruz y pide ser medido desde la punta de los dedos de la mano derecha hasta la punta de los dedos de la mano izquierda. Tras la medida, se le adjudica una pensión de 205.000.00 dólares.
Llegado el turno al tercero, este general pide ser medido desde la punta del pirrin hasta los cojomes Esta opción suscitó gran extrañeza y asombro y no pocas malévolas sonrisas entre los miembros del tribunal, conscientes de la corta distancia que media entre ambas partes de la anatomía varonil. En un gesto de buena voluntad, el tribunal intenta disuadirlo, pero viendo que el veterano militar se mantenía firme en su propuesta, se decide por atender su voluntad.
El asistente encargado de las medidas Le pide que se baje los pantalones y luego los calzones. coloca la cinta métrica en la punta del pirrin y, cuando está comenzando a medir, exclama: -"Por Dios!!! Pero ¿dónde diablos están los cojones?"
A lo que el general, con cara de tristeza y ojos llorozos, responde: -"En Vietnam!!!! y midale Cabrón"
De: laschupaletasdepepito.blogspot.com/
El primer general decide que el tribunal le tome las medidas desde la planta del pie hasta lo alto de la cabeza. Efectuada la medida por el asistente, se le adjudica una pensión de 183.000.00 dólares.
El segundo general opta por estirar los brazos hacia los lados, los coloca paralelos al suelo en forma de cruz y pide ser medido desde la punta de los dedos de la mano derecha hasta la punta de los dedos de la mano izquierda. Tras la medida, se le adjudica una pensión de 205.000.00 dólares.
Llegado el turno al tercero, este general pide ser medido desde la punta del pirrin hasta los cojomes Esta opción suscitó gran extrañeza y asombro y no pocas malévolas sonrisas entre los miembros del tribunal, conscientes de la corta distancia que media entre ambas partes de la anatomía varonil. En un gesto de buena voluntad, el tribunal intenta disuadirlo, pero viendo que el veterano militar se mantenía firme en su propuesta, se decide por atender su voluntad.
El asistente encargado de las medidas Le pide que se baje los pantalones y luego los calzones. coloca la cinta métrica en la punta del pirrin y, cuando está comenzando a medir, exclama: -"Por Dios!!! Pero ¿dónde diablos están los cojones?"
A lo que el general, con cara de tristeza y ojos llorozos, responde: -"En Vietnam!!!! y midale Cabrón"
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