Quizá para distinguirlos hay que estudiar química, o fijarse más en las instrucciones de la empresa municipal de recogida de residuos, que el año pasado tuvo que pagar 80.000 euros de más porque los cordobeses, y también muchos establecimientos de restauración, se confunden y tiran en los recipientes para vidrio platos y tasas de cerámica, vasos, espejos y bombillas. El cristal y la cerámica van en el contenedor de envases.
Y es que cada vez que alguien tira un vaso duralex o una copa resulta imposible hacer la separación automática del vidrio y son los operarios los que tienen que seleccionar a mano en el complejo medioambiental de Córdoba. Esto encarece un 30% el coste de la gestión del reciclaje. No importa que la botella lleve restos, pero lo que no puede es mezclarse con cerámica o cristal. Sadeco lo explica: al fundirse a alta temperaturas, imposibilita reciclar el vidrio.
Debe saber que...
Copas y vasos: Son de cristal y deben ir a los contenedores de envases e inerte, al igual que los platos, ceniceros y cualquier otro derivado de la cerámico. No es vidrio.
Botes de tomate, litronas y refrescos: Los envases de tomate, mayonesa o espárragos se pueden tirar allí, al igual que los de refresco y botellas de vino.
Al tirar la botella, no la rompa: Da hasta gusto escuchar el estallido, pero para reciclar es mejor que el vidrio no esté muy roto.
Un contenedor por cada 446 cordobeses: Hay 718 en la ciudad con capacidad para 1,9 millones de litros.
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Lo vi en: hoy puede ser un gran dia
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