Desde hace mucho tiempo, innumerables científicos, empíricos muchos, comenzaron a experimentar acerca de todo lo que le rodeaba. Sabían que sucedían las cosas y que las mismas tenían su razón. Le sucedió a Arquímedes, cierto día bañándose en un río, y eso se hacia cuando se podía, descubrió que algo con lo que jugaba, empujándolo hacia abajo, desplazaba una cantidad de agua igual a la fuerza con la que sumergía el juguetito.
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