El invento de William George Manby tiene casi dos siglos. Lo ideó en 1813, después de observar la incapacidad de los bomberos de Edimburgo para llegar a los pisos superiores a apagar los fuegos. Para salvar este escollo, pensó en un dispositivo con cuatro cilindros, tres de agua y uno de aire comprimido, que servía para que el líquido saliera a presión.
El sistema funcionó así hasta 1905, cuando el agua fue sustituida por bicarbonato sódico.
El sistema funcionó así hasta 1905, cuando el agua fue sustituida por bicarbonato sódico.
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