El término se emplea desde inicios del siglo XVIII y hace referencia a la comarca franco-alemana de Mehringen, de donde es originario cierto dulce de clara de huevo y azúcar cocido al horno.
Gracias a la calurosa acogida dispensada por la aristocracia francesa, su popularidad se disparó. Y tal fue su fama que la receta pasó a la colonia de Haití y a finales de siglo a la República Dominicana.
Sobre el 1800 se popularizó en Port au Prince y poco después en Santo Domingo, un baile cuto ritmo sigue el del batido de la clara de huevo, que se acelera conforme el merengue toma cuerpo.
El ritmo se acomoda, pues, a las tres fases que se distinguen en la elaboración de este dulce: fase inicial lenta, fase intemedia de movimientos más rápidos y fluidos y jaleo o fase final muy movida.Via 1de3.com
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