El director de la película 'Ángeles y demonios', Ron Howard, insistió ayer en Roma en que su nuevo filme ofrece «una perspectiva equilibrada» de la Iglesia Católica, en la que se reconocen «muchas de las virtudes» que ofrece al mundo, aunque al mismo tiempo señale la «posibilidad» de que, «como ocurre con todas las instituciones», sus miembros «puedan subvertir sus principios y abusar de su poder», una declaración que desafía al Vaticano.
Howard y el protagonista de la película, Tom Hanks, que interpreta el personaje de Robert Langdon -el único experto en iconografía del mundo capaz de descifrar los enigmas de la Santa Sede-, presentaron en la capital italiana esta secuela de 'El Código Da Vinci', el filme que hace tres años levantó ampollas entre la curia romana al poner en duda algunas de las verdades fundamentales del cristianismo.
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