Investigadores de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses están trabajando en un prototipo de batería que podría suministrar energía a un ordenador portátil o a un móvil durante tres décadas ininterrumpidamente, y que podría estar lista en dos o tres años.
La tecnología se basa en las denominadas células betavoltáicas, fabricadas a partir de semiconductores y radioisótopos como fuente de energía. De esta manera, el material radiactivo va descomponiéndose, transformando las partículas beta en energía eléctrica, en un proceso que no utiliza ni fusión ni fisión de partículas.
No obstante, diversos expertos cuestionan el alcance real de este sistema. La inestabilidad, las medidas de seguridad necesarias o las prestaciones reales para que fueran viables estas súper-baterías son algunas de las críticas.
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