En la ciudad de San Luis Obispo, California, existe un callejón rebozado con un insólito graffiti hecho con chicles. A pesar de sus detractores, hoy día el famoso “Bubblegum Alley” es uno de los grandes reclamos turísticos de la zona. Los orígenes de esta peculiar obra son confusos pero la mayoría lo datan en los años 50, probablemente por iniciativa de un grupo de universitarios. Sus muros contienen los miles de chicles que los visitantes enganchan mutando con ello sus formas y colores. Es una obra controvertida porque muchos vecinos lo encuentran desgradable y de mal gusto. En cambio a muchos otros les resulta tan fascinante que lo consideran como una obra con un alto valor artístico. Como vamos a poder ver, además de los conglomerados de abstracción multicolor, en sus muros también cuelgan interesantes dibujos, textos y collages.
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